Divulgación,  Experiencias

El tiempo africano

Estar en silencio está mal visto, no está de moda, pero para reflexionar y acoger necesito tiempo.

Nos solemos llevar mal con el tiempo, pensamos que va en contra nuestra… por eso procuramos llenarlo, atiborrarlo de palabras.

Trabajo con la alta dirección y en los departamentos de RRHH de grandes empresas, que dicho sea de paso, tratan muy mal lingüísticamente a su tiempo…Lo maldicen, lo insultan, nunca están satisfechos “llego agotada, voy de cabeza, no me da la vida, se me ha echado el tiempo encima, me ha cogido el toro, voy a sacar 10’ de mi tiempo, llego tarde, se me va la vida en reuniones, déjame que te robe un minuto…”, y eso hace que: no estén presentes, siempre con la cabeza puesta en otro sitio, normalmente en lugares, con personas que todavía no han llegado. Es un problema, porque el liderazgo se vuelve atropellado, impulsivo, insatisfecho y poco reflexivo.

¿Os sentís reflejados en estas frases? ¿Os pasa a vosotros? ¿Lo veis en vuestras organizaciones, un liderazgo atropellado, impulsivo, insatisfecho y poco reflexivo?

Tenemos dos percepciones del tiempo, una es un constructo humano, extraño a nosotros, lo hemos creado para poner orden, articular, organizarnos, estructurarnos, está compuesto por segundos, minutos, horas, corre en nuestra contra: es el tiempo objetivo, el cronos, ese que habita en el hemisferio izquierdo y que ha tomado el control en las empresas. Vive al margen de nosotros pero nos impone su ritmo.

La otra percepción es interna, forma parte de nuestra vida y nuestras decisiones, habita en el hemisferio derecho se llama kairós, y ha sido testigo de todas nuestras decisiones vitales. El kairós necesita de poso, aire, es un tiempo que se respira, va a nuestro favor, el que da información de nuestras emociones, sentimientos y las del otro, es más sutil y delicado y, sobre todo, requiere de PRESENCIA.

En algunos lugares de África, en Ghana, Uganda, Tanziana, las reuniones empiezan cuando están presentes todas las personas que tienen que asistir, el autobús sale cuando está lleno, los saludos entre parientes duran el tiempo necesario para saber uno de la vida del otro, el tiempo es un elemento que aporta, no que resta, es un espacio de disfrute, de verdadera acogida que favorece la convivencia; es un concepto elástico del tiempo, donde el ser humano toma el control y es dueño de él.

Os invito a que equilibremos los dos tiempos en los equipos de trabajo, en la Dirección de RRHH y la alta dirección.

DisruptHR - Madrid 2018

El lenguaje es la herramienta más poderosa que tiene nuestro cerebro, tenemos un cerebro que se ilumina con las palabras, chisporrotea, conecta o desconecta neuronas, es verdaderamente el gran catalizador del cambio y el aprendizaje. Con las palabras ideamos, proyectamos, soñamos, le ponemos nombre a lo que nos pasa, se nos pone cara de lo que decimos y de lo que callamos, porque nuestra habla interior, las palabras que nos decimos internamente, es material de primera para estancarnos, evolucionar o cambiar.

Por eso el entrenamiento que propongo es que hablemos bien de nuestro tiempo, que paremos cualquier frase o palabra que vaya en contra de él: es el tiempo enriquecido, que es lo mismo que decir el yo enriquecido.

Debemos introducir palabras que nos permitan elegir vivir el tiempo por el que discurre nuestra rutina, para ello son necesarios los verbos de voluntad o lúdicos “me apetece, quiero, me gusta, disfruto con…” verbos que nos permitan conectar con nosotros mismos y con el otro.  Sólo tiempo, tiempo humano, “Estamos hechos de tiempo compartido”

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