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Lenguaje positivo en equipo

“Había una vez…”, así empiezan los cuentos y las historias que alguna vez nos emocionaron, pues había una vez un grupo de personas que diseñó un proceso para entrenar el lenguaje y las personas que comenzamos aquella aventura desarrollamos programas individuales de entrenamiento del lenguaje positivo para roles directivos y responsables de proyectos y de equipos. Entendíamos, en aquel momento, que las palabras tienen el efecto de una piedra lanzada al agua, produce ondas y vibraciones nuevas que, según la persona, puede llegar hasta su entorno más inmediato, familia y equipo, o incluso más allá.

De repente (qué sanos son los “de repentes” en la vida” , como en toda historia que  se precie,  apareció una persona muy querida para nosotros, Zaida Brazón, que nos pidió un impulso diferente:

“¿y si además de entrenar a los individuos también desarrolláis un plan de trabajo para equipos?”

Desde aquel reto hemos desarrollado el lenguaje positivo en, concretamente, cinco equipos naturales de trabajo, digo naturales porque son equipos donde sus miembros se ven asiduamente, comparten espacio y tiempo, deseos y, a veces, frustraciones. Se enfadan juntos, superan los obstáculos juntos, pasan más del 80 % de su tiempo real… juntos. Y en esta situación han sido capaces de crear un nuevo lenguaje en algunos casos, o de sacarle brillo al que tenían en la mayoría, nuestra última experiencia con Weleda así nos lo muestra.

Con este equipo hemos pasado esta semana la frontera de las 5 sesiones, hemos desarrollado ejercicios de todo tipo, creando una estupenda comunidad de aprendizaje lingüística donde comparten palabras, logros y, fundamentalmente, expresiones desde el yo o el nosotros “enriquecido”. Poseen una característica fenomenal para un equipo de alto rendimiento, poseen un catálogo diverso y rico de palabras para expresar diferentes sentimientos o situaciones [en la última puesta en común cada uno de los integrantes utilizaron las siguientes palabras para expresar sus pequeñas victorias :

Y la historia continua, porque no sólo siguen realizando el entrenamiento con Diana y conmigo, sino que también han decidido tener un tiempo a la semana para que el equipo pueda avanzar en su lenguaje. Han decidido ser autónomos y explorar juntos (de nuevo esa palabra) la selva de su lenguaje, apoyados por nosotros y, a la vez, con la sensación de que son capaces de tener por si mismos un final feliz para este cuento, el cuento de llevar inteligencia y conciencia al lenguaje que tenemos.

¡Enhorabuena a Weleda y a las personas valientes que la componen!

Jose Luis Hidalgo

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